lunes, 16 de noviembre de 2015

Noticia


NOTICIA SOBRE TERRORISMO EN PARÍS
La vida cotidiana entrecruza alegrías y penas. El día 13 de noviembre de 2015 discurría como cualquier otro viernes. Hasta el comienzo de la noche, los proyectos de miles de parisinos eran los normales de un fin de semana en cualquier país; en las esferas oficiales, evaluar los acuerdos de la última asamblea de la Unesco o los preparativos de la próxima Cumbre del Clima eran las prioridades. Nada presagiaba lo que, instantes después, escenificaría el horror en su sentido más amplio e insospechado para los ciudadanos normales y corrientes. La violencia y su expresión terrorista como negación de la humanidad hizo, de nuevo, acto de presencia.


La constante de la violencia terrorista no es irracional, sino metódica y meticulosamente planeada y ejecutada, atacando a la sociedad en su conjunto, que no puede blindarse de forma absoluta. Su acción se basa en la certidumbre del autor y la indefensión de la víctima. El tiempo juega a favor de los estrategas del terror. Los terroristas han dejado de ser selectivos y su acción es sistemática e indiscriminada contra quienes no están preparados para defenderse de la misma. Eligen los objetivos para que los efectos sean demoledores, porque el ciudadano medio, sin acceso a la información, es más vulnerable frente a actos de barbarie, especialmente cuando son próximos.

En París, los terroristas eligieron los escenarios más fáciles, asumiendo que caerían o serían detenidos en la acción. Rifles de asalto, explosivos y lugares accesibles; lo demás ya es conocido.

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